Dejando una huella en mi Arena

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Viviendo una nueva aventura

sábado, 30 de enero de 2010

LA EDUCACIÓN PARA LA PAZ

La educación para la paz no es una opción más sino una necesidad que toda institución educativa debe asumir. Los principios para una convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho formal de la paz se convierta en un derecho real. Educar para la paz es una forma de educar en valores. La educación para la paz lleva implícitos otros valores como: justicia, democracia, solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad, amor a la verdad... La educación en valores es un factor importantísimo para conseguir la calidad que propone nuestro sistema educativo.

La educación para la paz, como tema transversal aplicable en las distintas áreas y momentos del aprendizaje, sintetiza ambas posturas, distinguiendo la naturaleza de los problemas a investigar y aplicando a cada uno el método más adecuado para indagar en la realidad natural o sociopolítica. Se produce un interés crítico por el conocimiento. Se busca la ciencia de la diferencia y de la democracia participativa. La aceptación de las diferencias no sólo es una obligación moral y política, sino que se puede convertir en un excelente medio de enriquecimiento personal y social. Se trata más bien de mejorar las cosas, no tanto de dominarlas. El objetivo global es favorecer la emancipación de la persona y de la humanidad en su conjunto.

La educación para la paz armoniza lo personal (educación moral, sexual y de la salud) lo social (educación vial, del consumidor e intercultural) y lo ambiental (educación ambiental). La transversalidad es un concepto que ayuda a humanizar la acción educativa, procurando una vida más digna para uno mismo y para los demás. Los temas transversales permiten reforzar los contenidos actitudinales, tan necesarios para que el ser humano se adapte a la vida y consiga su equilibrio emocional. Por ello, forman parte de los procesos de enseñanza-aprendizaje de cada área curricular y dinamizan la acción educativa escolar. Se ha de procurar que los alumnos desarrollen proyectos personales dignos, solidarios y esperanzadores.

El pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos, objetivo básico de la educación, transciende con mucho unos objetivos relativos únicamente a la instrucción con los que podría contentarse una concepción convencional de la escolaridad, que tiene por meta única transmitir conocimientos y destrezas.

Una educación para la paz, la no violencia y la convivencia tiene que asumir sistemáticamente la tarea de analizar el currículo oculto, procurando que afloren aspectos como: trato, comunicación, participación, atuendo, información, etc. De esta forma se podrá diagnosticar el modelo educativo subyacente y buscar soluciones correctas, analizando y resolviendo conflictos. Es preciso enfrentarse con buen ánimo a situaciones nuevas y desconocidas, favoreciendo la autoafirmación y la creatividad. Es fundamental educar en el respeto a las normas cuando son justas y en la desobediencia cuando son injustas. Todos somos responsables de la educación para la paz, tanto a nivel personal como social, local e internacional. La educación para la paz supera el marco de lo extracurricular o complementario y, a través de los distintos niveles del sistema educativo, se va identificando con el mismo concepto de la educación como tal.

Implantar la educación para la paz en el proceso de enseñanza puede ser fruto del temor a la guerra y sus consecuencias o, mejor aún, de la convicción ante la llamada de la historia y el concepto de la dignidad del hombre sobre la tierra. Los grandes retos educativos son aprender a ser, a hacer, a pensar y a convivir. Fernando Lucini (l994), en Temas transversales y áreas curriculares, señala once objetivos de educación para la paz que pueden ser muy útiles.

La educación para la paz ha inspirado toda una serie de experiencias prácticas, recogidas en las sucesivas reformas parciales del sistema educativo y la inclusión de los temas transversales y la educación en valores. Estas se han ido divulgando en escuelas de verano, encuentros de educadores para la paz desde la no violencia, seminarios de formación, movimientos de renovación pedagógica... Es frecuente encontrar en los centros escolares o en las aulas actuaciones puntuales referidas a temas como la igualdad de sexos, el respeto a los derechos humanos, la paz, el medio ambiente, la xenofobia, la desigualdad socio-económica, el desarrollo de los pueblos... Estos temas se suelen tratar de manera aislada o circunstancial.

Ahora existe la posibilidad de realizar planteamientos globales, con un tratamiento didáctico continuado e integrado en la actividad escolar. Los centros escolares pueden trabajar coordinadamente con otras instituciones, organismos y entidades como los departamentos ministeriales, los departamentos autonómicos, los institutos oficiales, los ayuntamientos y organizaciones no gubernamentales.

Cada centro, partiendo de las decisiones expresadas en los proyectos curriculares y de acuerdo con lo propuesto en el Proyecto educativo, puede reflejar en su Plan General Anual proyectos de innovación, ligados a programas de formación del equipo docente. Desde la formación del profesorado se pueden abordar sistemáticamente los temas transversales, como la educación para la paz, que siempre se han tratado de forma más bien intuitiva y por motivaciones personales.

El Reglamento de Régimen Interior es un medio que utiliza la comunidad educativa para desarrollar la convivencia democrática mediante el consenso. En él se regulan situaciones de prevención, diagnóstico y tratamiento de situaciones conflictivas. La Comisión de convivencia, perteneciente al Consejo Escolar, canaliza los problemas que puedan surgir en el centro. Sus competencias se reflejan en el Reglamento de Régimen Interior. En general, parece ser que no tienen mucha eficacia, ya que sólo disponen de competencias informativas, sin poder directo de actuación sobre los conflictos. En general, en todas las Comunidades autónomas, se señala que el profesorado debe prevenir las acciones contrarias a la convivencia y que el consejo escolar debe resolver los conflictos e impartir las sanciones de faltas graves. Las faltas leves son sancionadas por los profesores, salvo en la Comunidad Valenciana, en donde es competencia del consejo escolar.

Actualmente abundan los estudios y seminarios sobre la educación para la paz, la no violencia y la convivencia y se escriben muchos artículos y libros; pero quizá habría que potenciar más la creación de materiales prácticos realizados por los propios educadores.

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