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sábado, 30 de enero de 2010

LA EDUCACIÓN EN VALORES



Al señalar la educación en valores como un principio rector del sistema educativo, se responde a una demanda social hoy generalizada: la de que la educación formal constituya una escuela de ciudadanía y de actitudes éticas valiosas. Nuestra sociedad pide a la escuela que no se limite a transmitir conocimientos; le pide que forme personas capaces de vivir y convivir en sociedad, personas que sepan a qué atenerse y cómo conducirse. (cfr.: Centros educativos y calidad de la Educación. Ministerio de Educación y Ciencia. l994).

La institución escolar ha de ser un ámbito en el que los alumnos/as protagonicen un proceso de personalización y socialización, traduciendo estos valores en propuestas educativas desde todas las áreas curriculares. De esta forma, los educandos reciben una formación integral de su personalidad, es decir, entera y completa. Hemos de partir de unos valores mínimos, expresados en el código ético, universalmente adoptado, de la Declaración de los Derechos Humanos. El centro educativo necesita abrirse a la vida, romper la distancia entre áreas curriculares y experiencia vital, desarrollar valores éticos y sintetizar desarrollo intelectual y afectivo. Se ha de integrar la instrucción de contenidos dentro del proceso educativo.

El enfoque educativo de la clarificación de valores consiste en ayudar al educando a tomar conciencia de lo que aprecia, elige y quiere. No se trata sólo de enseñar un determinado sistema de valores, sino de fomentar el proceso psíquico de valoración. La educación en valores no ha de limitarse a identificar o definir unos determinados valores objetivos, sino que ha de procurar que cada educando sea capaz de construir su propia estimativa de valores, interactuando con sus semejantes. Por ello tiene que haber una coherencia entre los medios personales, materiales y funcionales del centro. Claustro, consejo y asociaciones han de participar democráticamente. Los contenidos de las áreas curriculares se han de desarrollar a través de conceptos, procedimientos y actitudes.

La educación en valores forma parte ineludible del pleno desarrollo de la personalidad, objetivo básico de nuestro sistema educativo. Por ello se incluyen las actitudes en las enseñanzas mínimas del currículo, junto a los conceptos y procedimientos. Las actitudes, en los temas transversales y en la educación moral y cívica, que es transversal en todo el currículo, son el instrumento básico para desarrollar la educación en valores. Educar supone ejercitar los valores que posibilitan la vida social, el respeto a los derechos y libertades fundamentales y el desarrollo de hábitos de convivencia democrática. La educación en valores incluye la dimensión moral y cívica de la persona y las otras dimensiones que se concretan en los temas transversales.

El Consejo Escolar del Estado, sensible a la relevante importancia de uno de los aspectos más novedosos de la reforma educativa, el relativo a la transversalidad, considera que las Administraciones Educativas deben promover, con mayor intencionalidad, actividades formativas para el conjunto del profesorado sobre las materias transversales (salud, consumo, civismo, afectividad, sexualidad…) con el objeto de que no queden relegadas a un aspecto meramente tangencial del currículum e incorporarlas a la función docente de un modo rutinario. (cfr.: Informe del Sistema Educativo Español. Ministerio de Educación y Ciencia. Centro de Investigación y Documentación Educativa. l995).

El Consejo Superior de Evaluación de Cataluña valora positivamente el clima escolar en los centros de Enseñanza Secundaria en un informe realizado el curso pasado. En 1997, se realizó una investigación en Sevilla sobre La cara oculta de la escuela en l997. En ella se afirma que el 5% de los alumnos de los Institutos de Educación Secundaria es maltratado frecuentemente, el 33% lo es alguna vez y el 27% dice que es habitual sufrir agresiones de compañeros.

La Fundación Encuentro realizó en 1996 un informe sobre una muestra de 409 entrevistas. En él se afirma que el 54% de los profesores españoles reconoce que, en algún momento de su profesión, se ha encontrado con situaciones agresivas. Según el director de la encuesta, las cortapisas legales, el miedo a los padres o el temor a repercusiones personales bloquean las respuestas de los docentes ante problemas disciplinarios. El Defensor del Pueblo afirma, en su informe de l998, que no existe un estudio fiable ni una estadística buena sobre el problema de la violencia infantil y juvenil.

La Asociación Jóvenes contra la Intolerancia, que trabaja sobre la violencia escolar en quince comunidades autónomas, propone un plan integral para abordar este fenómeno multicausal, con el fin de ayudar a padres, profesores y alumnos. La Universidad Complutense, en colaboración con el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha elaborado una encuesta entre seis mil alumnos de trece a diecinueve años, sobre actitudes racistas y valores solidarios, en las diecisiete comunidades autónomas. En el informe se destaca que el 10% de los jóvenes se declara racista

La paz es un valor universalmente reconocido y profundamente arraigado en la sociedad española. Una muestra de ello es la inclusión de la educación para la paz en los centros escolares. El sistema educativo ofrece la posibilidad de trabajar ciertos valores humanos como la paz, desde la perspectiva de la transversalidad en el currículo. Es decir, que cada profesor puede y debe introducir, en el ámbito de su materia de enseñanza, la educación para la paz y la convivencia, permitiendo y favoreciendo, en lo posible, la coordinación interdepartamental de las programaciones didácticas.

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